La palabra cambio, es la acción y efecto de Cambiar.
Cambiar,
tiene varias definiciones dependiendo del contexto que se trate:
·
Dejar una cosa o situación para tomar otra.
·
Convertir o mudar algo en otra cosa,
frecuentemente su contraria.
·
Dar o tomar algo por otra cosa que se
considera del mismo o análogo valor.
·
Mudar o alterar su condición o apariencia
física o moral.
·
Modificarse la apariencia, condición o comportamiento.
·
Virar (Cambiar de Rumbo).
Desde que somos engendrados
en el vientre materno, nuestras células y estructura se va modificando para dar
paso a la maravilla que somos todos y cada uno de nosotros; a tan corta edad
nos enfrentamos con el cambio, nos encontrarnos protegidos en el interior del
vientre materno y al nacer tenemos que adaptarnos rápidamente a un ambiente
completamente diferente, recibimos estímulos nuevos y de un momento a otro
tenemos que aprender a respirar en un entorno nuevo. El Ser humano cambia
físicamente día a día, desde que nace hasta que muere. Si nuestro físico cambia
constantemente a través de los años, ¿por qué habríamos de pensar que nuestros
pensamientos y emociones se desarrollan y llegan a un punto en que no se
modificarán más?, por el contrario, a lo largo de TODA nuestra vida aprendemos,
tenemos diversas experiencias que van enriqueciendo nuestro ser, por lo que es
normal que nuestra manera de pensar se pueda modificar.
La vida, especialmente en
estos tiempos, cambia rápidamente por lo que al igual que cuando nacemos, es
necesario adaptarnos para desenvolvernos en ella, como mecanismo de
supervivencia. Sin embargo, es posible emplear este mecanismo de supervivencia
a nuestro favor y convertirlo en un mecanismo de adaptación que propicie
nuestro máximo desarrollo potencial en todas y cada una de las experiencias que
vivimos día a día, para así aprender a navegar tanto en aguas tranquilas como
en aguas turbulentas sin temor y con la seguridad de que sabemos hacia dónde
vamos, para ello es inevitable que constantemente revisemos si vamos en la
dirección correcta, si la ruta que elegimos nos llevará a dónde queremos llegar
y sobre todo si contamos con los recursos y habilidades necesarias para poder
maniobrar con pericia y seguridad el velero de nuestra existencia.
No es posible navegar con tu
velero utilizando la misma ruta y dirección de otro para llegar a un destino
diferente. Los mares y océanos, en diferentes épocas del año con condiciones
climáticas específicas, requieren de distintas habilidades de navegación y en
ocasiones tendrás que modificar la ruta dependiendo de las situaciones que
encuentres en el camino. Depende de cada uno de nosotros, dejarnos llevar por
las corrientes que en ocasiones nos puede llevar a navegar en círculo sin
llegar a ningún lado, quedarnos anclados en “puerto seguro” o atrevernos a
levantar anclas y emprender la travesía de la vida y hacer de ésta, una ocasión
para aprender, evolucionar y disfrutar con plenitud el camino que tú eliges y
el puerto al que quieres llegar.
En ocasiones te encontrarás
con que a tu lado navegan otros veleros que en algún momento comparten las
mismas aguas contigo, disfruta de su compañía, comparte experiencias, aprende
de ellos, acepta que en algún momento ellos aprenderán nuevas habilidades,
cambiaran sus estrategias y cambiarán su ruta para llegar a su propio destino,
agradece el tiempo compartido con ellos, déjalos ir, no te lamentes ni te
aferres a ellos, sigue tu trayecto con alegría y entusiasmo y disponte a
explorar nuevos horizontes que llenen de emoción, diversión y aprendizaje tu
viaje.
“Nosotros
mismos debemos ser el cambio que deseamos ver en el mundo”
Gandhi.